«No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta» (Romanos 12:2 NTV).
Nuestro corazón está siendo moldeado constantemente por algo. Puede ser conformado de acuerdo al mundo o ser transformado por Dios. Por eso, es necesario identificar aquello que llama y mantiene nuestra atención. Un ejemplo son los dispositivos electrónicos y el tiempo que pasamos frente a la pantalla.
Lo que vemos es parte de la lucha por nuestra formación y la de nuestra familia; y aunque el objetivo no es eliminar por completo el uso de las pantallas, sí es necesaria una selección cuidadosa del contenido que vemos y el tiempo que pasamos frente a ellas.