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La Gran Confusión

La Encarnación


Medita:


Toma un tiempo para masticar la verdad que encontramos en estos versículos. No te acerques a los versículos simplemente para extraer información. Repásalos con tranquilidad, escríbelos, cántalos, dibújalos, imagínalos, memorízalos, búscalos en varias versiones, comienza a poner atención a las maneras en las que Dios te revela esta verdad en tu día a día con más claridad.


Aparta tiempo de 1 a 3 veces por semana, o diario si ya es parte de tu ritmo. No necesita ser una hora completa, comienza con 5 o 10 minutos.

Al comenzar, toma un tiempo para respirar profundo, mover tu cuerpo un poco de manera intuitiva y darte la oportunidad de descansar un poco antes de escribir. Si es en la mañana, prepárate un café o tu bebida preferida y trata de no tomarla con prisa.



 

«Entonces la Palabra se hizo hombre y vino a vivir entre nosotros. Estaba lleno de amor inagotable y fidelidad. Y hemos visto su gloria, la gloria del único Hijo del Padre». Juan 1:14 (NTV)



 

Sin duda alguna, el gran misterio de nuestra fe es el siguiente:

«Cristo fue revelado en un cuerpo humano y vindicado por el Espíritu. Fue visto por ángeles y anunciado a las naciones. Fue creído en todo el mundo y llevado al cielo en gloria».

1 Timoteo 3:16 (NTV)


 

«Esta es la manera en que sabremos si tienen o no el Espíritu de Dios: si una persona que afirma ser profeta reconoce que Jesucristo vino en un cuerpo humano, esa persona tiene el Espíritu de Dios».

1 Juan 4:2 (NTV)



 

«Pues nos ha nacido un niño, un hijo se nos ha dado; el gobierno descansará sobre sus hombros, y será llamado: Consejero Maravilloso, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz».

Isaías 9:6 (NTV)



 

Citas para contemplar:


«Donde estamos y lo que somos es la íntima habitación de Dios en este momento. Si alguna vez nos hemos acercado a la vida como si fuera una aventura de segunda clase al servicio de otro mundo, la Encarnación demanda que revisemos esa opinión en favor del reconocimiento del valor inherente de nuestra vida materializada.
No se trata tanto de que el Verbo entró al mundo; es más bien que el Verbo se volvió carne. Al encarnarse, Jesús en su cuerpo tomó el mundo como parte de sí mismo. Ya que Dios se identifica y es descubierto dentro de esta corporeidad, esta materialidad, esta sensualidad, no tenemos derecho de desestimar al mundo como un campo de ensayo de segunda para la vida verdadera en el cielo. La Encarnación establece que no hay ensayo y que nada es de segunda clase. La vida en este mundo es la vida de Dios».
«No hemos sido cargados con este mundo y esta carne para ingeniarnos una vía de escape. Más bien, se nos han dado este mundo y estos cuerpos porque es aquí donde Dios mora. Es en estos cuerpos donde ejercemos nuestra salvación. Esta naturaleza corpórea es el lugar que Dios eligió llamar “hogar”».
Thomas Ryan


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