Por Naomi Campos
Según el psicólogo William James, la atención es la toma de posesión, por parte de la mente, de un objeto o línea de pensamiento sobre otros. Es el abandono de algunas cosas para ocuparse de manera eficaz de otras.
Destacó que por medio de los sentidos percibía millones de cosas externas, pero que éstas nunca entraban por completo en su experiencia, porque no eran de su interés. Así, su experiencia se limitaba a aquello a lo que aceptaba prestar atención.
En palabras de la escritora e investigadora Alexandra Horowitz: «La atención es un discriminador intencionado y sin remordimientos. Nos pregunta qué es relevante en este momento y nos prepara para fijarnos sólo en eso».
En otras palabras, sólo «vemos» lo que nos interesa, y a lo que nos interesa, le prestamos atención.
En este tiempo y en una sociedad hipervisual nos encontramos con muchos elementos que reclaman nuestra atención. Las pantallas no cesan de brillar con algún mensaje, correo electrónico o notificación. Basta ponerlas frente a nuestros ojos para tener acceso a un sinfín de contenido e información en las redes sociales, que además ahora, nos bombardean con miles de anuncios publicitarios.